El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha propuesto retrasar la edad legal de jubilación, que pasaría, gradualmente, de los 65 a los 67 años. Una propuesta positiva a mi parecer, que garantiza el sostenimiento futuro del sistema público de pensiones.
Lo primero que cabe decir es que prácticamente todos los agentes sociales y políticos coinciden, desde un punto de vista técnico, en la conveniencia de la medida. La estimación de la población futura es demoledora: en el 2040 por cada diez personas que trabajen, habrán 9 que no estén en edad de trabajar, y el número de pensiones pasarán de 8,6 a 15,3 millones.
Por otra parte, la edad de jubilación a los 65 años se estableció a principios del siglo pasado, cuando la esperanza de vida era sólo de 41 años. Afortunadamente, ahora la esperanza de vida de en España ronda los ochenta años, y además, la calidad de vida de nuestros mayores ha mejorado enormemente.
Otro factor de enorme importancia es que en España el “baby boom”, el aumento de población más fuerte se llevó a a cabo a partir de los años 60, especialmente en la década siguiente, que es mi generación.
Por todo lo anterior, y ante este crecimiento estimado de los y las pensionistas, es necesario plantear medidas de calado para afrontar ese futuro.
Por otra parte, la iniciativa del Gobierno Socialista no es casual. Responde a una resolución del Congreso de los Diputados para acelerar el diagnóstico del sistema de pensiones y promover un nuevo acuerdo. El Gobierno de Zapatero lo que hace es plantear la negociación desde un punto de partida, que como antes hemos comentado, es técnicamente aceptado por casi todos.
Además, este Gobierno Socialista, que ha sido el que ha trazado líneas rojas a la derecha, rechazando sus propuestas de abaratar el despido e incrementar la precariedad laboral, demuestra su altura de miras, pensando en las generaciones futuras. No estoy de acuerdo con aquellos que dicen que se perderán votos entre los mayores, porque ellos son los primeros que piensan en las generaciones futuras, las de sus hijos y sus nietos. Y hay quien dice que es un anuncio inconveniente en el momento, pero los políticos responsables no sólo deben pensar en las próximas elecciones, si no que también deben pensar en el legado que dejan para los que vendrán después. Y eso es lo que ha hecho el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: pensar no sólo en los que van a votar dentro de dos a tres años, si no también en los que votarán dentro de treinta o cuarenta